Apenas un año después de aparecer por primera vez inscripto en un torneo profesional de golf, Tiger Woods se consagró campeón, a sus 21 años, del Masters de Augusta 1997. A partir de allí fue cimentando una exitosísima carrera que lo llevó, este viernes, a ubicarse como el tercer deportista en la historia con una fortuna superior a los 1.000 millones de dólares.
Según el ranking establecido por Forbes, revista especializada en el mundo de los negocios y las finanzas, el campeón de 15 Majors se une a la lista que, hasta el momento, integraban LeBron James y Michael Jordan, considerados entre los mejores basquetbolistas de la historia.
A pesar de la escandalosa separación de Elin Nordegren, siempre se mantuvo al tope en lo que respecta a ingresos en concepto de acuerdos de patrocinio. Las relaciones extramatrimoniales, además de poner fin a una relación de siete años con la madre de sus dos hijos y traer consigo un divorcio multimillonario, le costaron que su imagen pública se vea muy dañada. Igualmente, las marcas no tardaron en volver a confiar en él como una figura destacable.
LeBron James y Michael Jordan, los dos deportistas con mayores ganancias de la historia. EFE/EPA/David Maxwell Shutterstock.
Se estima que menos del 10% de sus ganancias provienen de premios obtenidos por sus destacados resultados deportivos, mientras que gran parte de ellos son gracias a negocios de publicidad con un gran número de marcas, entre las que se destacan Gatorade, Monster Energy, American Express, Gillette, Rolex y, por supuesto, Nike, su principal sponsor desde 1996.
Si bien en Estados Unidos el golf no tiene la popularidad de otros deportes como el básquetbol, béisbol o fútbol americano, el público que sigue el día a día del PGA Tour es de los estratos sociales más altos, razón por la cual los patrocinadores apuntan a ese target y los números de facturación van en la misma línea.
La turbulenta vida de Tiger Woods
En febrero de 2021, cuando su carrera comenzaba a parecerse nuevamente a la de la leyenda que fue en sus primeros años, Tiger Woods volvió a quedar en el foco de las críticas por un acontecimiento extradeportivo. Protagonizó un grave accidente automovilístico en Los Ángeles que pudo haberle costado la vida: conducía casi al doble de la velocidad permitida, volcó y sufrió múltiples lesiones en las piernas. Debió ser internado de urgencia, aunque, afortunadamente, logró recuperarse.
Las altas velocidades, asi como también su adicción al alcohol, no eran algo nuevo en su vida. En 2009, aún casado con Nordegren, chocó contra su mansión de la Florida, mientras que en 2017 la policía de aquel estado lo detuvo luego de que se quedara dormido manejando y con evidentes rastros de haberse emborrachado.
Así quedó el auto de Tiger Woods luego de un accidente que pudo costarle la vida. AP/Ringo H.W. Chiu.
Aún así, en 2019 consiguió uno de los triunfos más importantes de su carrera, sino el más significativo de todos. Se consagró en el Masters de Augusta, once años después de su último título en un Major (US Open 2008), luego de superar cuatro operaciones de espalda y el infierno de las adicciones. Por si quedaban dudas de quien era el mejor golfista de todos los tiempos.
El accidente fue un cimbronazo a su recuperación, un nuevo duro golpe para una leyenda a la que parecía todo salirle fácil, pero que en los últimos años ha tenido que superar diversas dificultes. Lo sigue intentando.
El pasado martes anunció que no participará del US Open, buscando aún recuperar su maltrecha pierna derecha, y apunta a llegar al British Open en óptimas condiciones. A sus 46 años quiere romper más récords, de títulos y de ganancias.
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