la historia del inglés que se quedó con la 10 de Diego

Pasado el mediodía azteca de aquel 22 junio de 1986, Diego Armando Maradona ya había realizado sus dos obras maestras. Primero, la histórica Mano de Dios. Steve Hodge, un mediocampista de Inglaterra había despejado hacia arriba y, cuando la pelota bajaba, el Diez hizo lo que todos recuerdan. Su pase de baile en el aire provocó que ni el árbitro ni el línea cobraran la evidente mano con la que el argentino marcó el 1-0 frente a Inglaterra, ante la pasiva salida de Shilton. Y después sí, para que no quedaran dudas, armó la mejor jugada de todos los tiempos y el mejor gol en la historia de los Mundiales.

Cuando terminó el partido, los ingleses se fueron furiosos al vestuario y allí permaneció Hodge, el jugador que había dado el pase involuntario para que Diego firmara su gol de puño y letra. Su letargo tuvo una recompensa, tanto que la casaca Le Coq Sportif azul con cuello en V con la que el capitán argentino armó sus joyas no volvió a la Argentina y quedó en manos de Steve Hodge que realizó el clásico cambio de remeras con Maradona.

¿Por qué Hodge volvió al vestuario después que el resto de sus compañeros? Es que, el inglés se demoró en el campo de juego para darle una entrevista al periodista Gary Newbon. Por dentro, se lo comía la culpá de haberle cedido el primer gol a Diego: “Mierda fui yo, pensé en ese instante cuando Maradona marca”.

Casi 36 años después, el mediocampista de la Selección inglesa decidió subastar la camiseta que usó Diego Armando Maradona en el histórico Argentina-Inglaterra de 1986. Se podrá participar a través de la casa de Subastas Sotheby´s a partir del 20 de abril.

¿Cuánto piensan recaudar por la camiseta azul de Maradona?

“No sé cuanto puede valer esa camiseta, sé que una Pele estaba valorada en 150.000 libras en su momento…”, le dijo a la revista Líbero hace un tiempo el propio Hodge, pero ahora los números están mucho más claros.

La camiseta más importante de la historia del fútbol arrancará a ser subastada con un piso de cuatro millones de libras esterlinas y se calcula que finalmente se la llevará el que se acerque a los seis millones, por lo que su precio final estaría en los siete millones de dólares.

La camiseta y la obsesión del doctor

Carlos Salvador Bilardo lo había dejado en claro: las camisetas de Argentina para el Mundial de México 86 debían tener cuello escote en V y ser lo más livianas posible para que el peso de la transpiración no significara una carga más para los jugadores que tendrían que luchar contra la altura y el calor del país azteca.

Después de varias reuniones con los directivos de Le Coq Sportif, las casacas de la Selección de Maradona, Ruggeri y Valdano tendrían una tecnología que entonces llamaban Air-Tech, lo más parecido a Dri-Fit de estas épocas, con un algodón liviano y múltiples agujeritos sobre el género. Eso, con la titular. Pero la firma que vestía a la Argentina no llegó a replicar el mismo modelo con la suplente. Y cuando Bilardo vio que el equipo debería salir a jugar otra vez con la remera alternativa como lo había hecho con Uruguay (aunque esta vez en el mediodía Azteca), enloqueció.

Entonces, el utilero de la Selección debió salir a recorrer tiendas del DF mexicano para encontrar «la camiseta» que cumpliera con los requisitos del doctor.

Setenta y dos horas antes, el operativo comando comenzó a rastrillar el DF con el objetivo de encontrar las codiciadas remeras azules, con cuello en V y con el logo del gallito en el costado derecho del pecho.

Rubén Moschella, uno de los ayudantes incondicionales de Bilardo, fue el hombre elegido para la misión. «Al segundo día de recorrer el DF consigo dos camisetas Le Coq. Las llevé a la concentración rezando. Bilardo no las aceptó, de nuevo. Al otro día jugábamos… Da la casualidad que Diego Maradona pasa por ahí y le dice ‘Mirá lo que trajo Moschella. ¿Qué te parece? ¿esto te va a servir?’ Y Diego agarró una y dijo ‘esta es linda‘», cuenta.

Una vez convencido el doctor, arrancó la segunda parte de la operación: había que coser los escudos y los números en las prendas a contra reloj. Un video que registraron los jugadores de la Selección muestra cómo, un día antes del partido, aparecen un grupo de mujeres que se encargaron de la costura y el estampado final de las camisetas.

Treinta y seis años después, aquella camiseta que se compró en un local del DF y que luego se puso Diego Armando Maradona será subastada. Y se espera que el mejor postor pague cerca de siete millones de dólares por tenerla.